20.11.25

Aparece en Lugo la semilla del Románico Penínsular.

La reciente noticia sobre la iglesia de Santalla de Esperante, a escasos minutos de Lugo, confirma lo que muchos hemos defendido: la arquitectura medieval no puede entenderse sin la herencia material y simbólica del mundo romano.

SANTALLA DE ESPERANTE

La pieza publicada por La Voz de Galicia describe lo que las piedras ya cuentan por sí mismas:

Dos columnas corintias del siglo IV sosteniendo el arco del ábside.

Miliarios romanos convertidos en pila bautismal y pila de agua bendita.

Restos de un templo de planta de cruz griega, anterior a la iglesia románica y con ecos de Oriente.

Un arco de descarga en un muro tapiado, recurso puramente romano.


La conclusión es clara: el templo actual se levanta sobre cimientos romanos, reutilizando piezas cargadas de historia y prestigio.
Aquí está el punto clave: algunos interpretan la reutilización como signo de "baja calidad". Pero en la antigüedad, un capitel o una columna romana eran más valiosos que cualquier talla nueva. Reutilizar no era pobreza: era suntuosidad y continuidad.

SANTALLA DE ESPERANTE

El caso de Esperante se une a tantos otros donde los templos medievales nacen de estructuras romanas preexistentes: San Julián de los Prados en Oviedo, San Xiao en Lugo, San Julián do Camiño en Palas de Rei... El patrón se repite: el cristianismo reorienta el culto, cambia accesos y añade ábsides, pero mantiene las cimentaciones romanas y sus proporciones vitruvianas.

El elefante en la habitación es que, frente al relato que coloca todo el foco en Oviedo y en Alfonso II, la arqueología de Lugo vuelve a mostrar que Galicia fue un territorio central en la transformación del mundo romano al medieval.

SANTALLA DE ESPERANTE

Cada piedra de Esperante —ya sea columna, capitel o miliario— es un recordatorio de que el relato oficial, tantas veces reducido a periferia, debe abrirse a otra lectura: la continuidad de Roma en Galicia no es un detalle menor, sino la base sobre la que se levantó buena parte de nuestro patrimonio medieval.

Es necesario también recordar que es en el territorio lucense donde se forma como rey el príncipe Alfonso y que Santalla es el nombre gallego de la niña mártir Eulalia,  posteriormente patrona de Oviedo.

Alfonso II utilizó de modelo la Catedral de Lugo prerrománica para edificar la catedral de Oviedo y los edificios anexos.
Afonso II O Casto rei de Galicia que, como na misiva do 832 di "Ego Servus omnium Servorum Dei Adefonsus Rex Froilani Regis filius postquam auxiliante Deo Regni totius Galletiæ et seu Hispaniæ suscepi culmen [...] placuit animo meo ut solium Regni Oveto firmarem et ibi Ecclesiam construerem in honorem S. Salvatoris ad ipsius similitudinem Ecclesia S. Mariæ Lucensis Civitati" e que se traduziria como "Eu, Servo de todos os servos de Deus, Rei Afonso, filho do Rei Froila, depois de que, coa ajuda de Deus, tomei o cumio de todo o Reino de Galiza, e/ou/mesmo de Espanha [...] comprace-me establecer o trono do Reino em Oviedo e construir aló umha igreja em homra de S. Salvador a semelhança da igreja de S. María da cidade de Lugo"

El llamado prerromanico asturiano no deja de ser arquitectura de origen gallego.  Y ahora lo estamos descubriendo en los nuevos trabajos arqueológicos realizados en Lugo.

Alfonso II el Casto tomó la catedral de Lugo como modelo para edificar la catedral de Oviedo, basándose en la belleza y diseño del templo lucense prerrománico que existía en su época[3][5][7][9].

SAN SALVADOR Y SAN TIRSO DE OVIEDO

Inspiración arquitectónica
- La catedral de Lugo contaba en el siglo VIII con un edificio de gran belleza, restaurado por el obispo Odoario, que impresionó a Alfonso II el Casto, rey de Asturias[7][9].
- Un diploma del propio Alfonso II (año 832) evidencia que se inspiró en la catedral lucense para la construcción del complejo catedralicio de San Salvador en Oviedo[5][9].
- El conjunto de Oviedo incluyó una catedral doble, otros templos y dependencias, siguiendo esquemas similares de la Alta Edad Media, y utilizando elementos arquitectónicos como planta basilical, tres naves y cabecera triabsidal[3][2].
Referencias directas:
- Diversas fuentes históricas y artísticas confirman la relación directa entre ambos proyectos, aunque el edificio original de Lugo ha desaparecido y la actual catedral lucense es románica, construida siglos después[3][7].
- Esta relación ha hecho de Lugo un referente arquitectónico y espiritual para la región asturiana y para el Camino Primitivo de Santiago[9][3].

SAN TIRSO DE OVIEDO

Por tanto, la afirmación de que Alfonso II utilizó como modelo la catedral de Lugo para edificar la de Oviedo es respaldada por documentos y estudios historiográficos[5][7][3][9].


© Carlos Sánchez-Montaña 2025



Referencias:
[1] Catedral de Oviedo - Wikipedia, la enciclopedia libre https://es.wikipedia.org/wiki/Catedral_de_Oviedo
[2] CATEDRAL OVIEDO - Arteguias https://arteguias.com/catedral/oviedo.htm
[3] Catedral | lugo-monumental https://www.lugomonumental.org/catedraldelugo
[4] Capilla de Santa María del Rey Casto - Catedral de Oviedo https://catedraldeoviedo.com/conoce-cada-rincon/capillas/capilla-del-rey-casto/
[6] Los tesoros divinos de la Catedral de Oviedo: espinas de la corona ... https://www.elmundo.es/cultura/2023/08/16/64db5ca2fc6c839d228b457a.html
[8] El Templo - Catedral de Oviedo. Sancta Ovetensis https://catedraldeoviedo.com/conoce-cada-rincon/el-templo/

2.10.25

BRACARA AUGUSTA. La ciudad donde se abraza la piedra

En los archivos invisibles de Bracara, donde el barro guarda memoria y las raíces de los carballos rozan restos de mosaicos, hay una parábola sin fecha: la ciudad nació el día en que la piedra consintió ser abrazada.

Dicen que empezó junto al agua, en la pendiente donde canta la Fonte do Ídolo. Allí el rostro femenino —Nabia, quizá; o la Señora sin nombre que precede a los nombres— abría los ojos cada amanecer para ver a las mujeres llegar con jarros de barro. Ponían las manos sobre la losa húmeda, la ceñían con la palma, como se ciñe un niño contra el pecho, y murmuraban en la lengua antigua: “Que el agua me atraviese, que la piedra me sostenga”. El rito era sencillo y exacto: rodear para sostener, ceñir para elevar. Lo sabían las manos, no hacía falta escuela.

FUENTE DEL IDOLO - BRAGA

Desde ese brocal sagrado partía un sendero de vapor y granito que subía a la altura de los castros. En la Pedra Formosa, la piedra se hizo puerta y el cuerpo aprendía el estrecho. No era un paso: era una juntura. La piedra te recibía como una madre que sabe de pesos y de fiebres; un abrazo lento, caliente, mineral. Allí, desnudo de sobrantes, uno salía al otro lado con el pulso limpio. Lo llamaban balneario, pero era otra cosa: una pedagogía de respiración, un pacto de piel entre la tierra y la carne. Algunos aseguran que en el borde de la losa se oían burbujear nombres: Bracari, braga, abrazo—sonoridades que sólo se entienden cuando el aire en los pulmones se vuelve más pesado que el silencio.

PEDRA FORMOSA - BRAGA

Los romanos llegaron con su caligrafía recta y sus divisas fabricadas en bronce, y vieron que el rito encajaba en la razón de los imperios. No había que prohibirlo: bastaba con alojarlo. Trazaron foros, abrieron calzadas, y permitieron a la ciudad llamarse Bracara Augusta, como quien acepta que el hijo conserve el apellido de la madre. Nadie discutía el gesto: la piedra seguía recibiendo el abrazo, el agua seguía cantando bajo la piel, y los nombres —Nabia, Tongoenabiagus— aprendieron a convivir con los suyos.

Pasaron siglos. Las torres cambiaron de dueño y de forma, los estandartes olvidaron su viento, y la ciudad se hizo iglesia y campana. Braga, la de los arzobispos, sostuvo una trama de templos como quien extiende los dedos para tocar el aire. Pero los dedos, a veces, atraen rayos. Llegó desde el norte una ambición con capa de peregrino, una astucia con andares de corte: Compostela —recién nacida en el poder y ya vieja en el deseo— decidió que los bienes del vecino podían serle más propios que a nadie. Fue entonces cuando la historia adquirió el timbre de hierro de las crónicas: expediciones, reliquias transhumantes, custodias que cambian de manos. Los escribanos, que todo lo barnizan, lo llamaron pío latrocinio. En la plaza, sin latín, la gente lo nombró con verdad breve: expolio.

Dicen que en ese viaje no solo cruzaron huesos y cálices. Cruzó, también, una manera de tocar lo sagrado. En el equipaje secreto —nadie lo escribió— viajaba el gesto: ese rodear que consuela, ese ciñir que no asfixia, esa memoria del balneario y de la fuente. Compostela lo recibió, lo pulió con incienso y lo subió a los andamios del barroco. Dispuso una imagen de piedra —el apóstol sentado, grave y cercano— y le dio un trono de oros. Después ideó un camino por detrás, casi clandestino: un corredor para que el pueblo repitiera el acto primero, abrazar la piedra. El resto fue multitud.

ABRAZO EN COMPOSTELA

Desde entonces, cada día, miles de brazos se ciñen a la espalda del Apóstol. Alguien dirá que abrazan madera o plata sobredorada; los atentos saben que abrazan piedra, como en Bracara, como en la Pedra Formosa, como en la Fonte donde la Señora se miraba en el agua. Es el mismo verbo encarnado en distintos altares: rodear para sostener, ceñir para elevar. Cambia el santo, cambia la esquina del mundo, pero el gesto viene de lejos y no admite dueño.

A veces, en tardes de lluvia, un peregrino que no sabe de etimologías siente al apoyar la mejilla en la escápula del Apóstol un rumor hondo, como de corriente subterránea. No es el río Sar ni el murmullo de la nave: es Braga que respira en Compostela. Es la Fonte do Ídolo curvándose en el bronce del baldaquino; es la Pedra Formosa apretando el paso en el estrecho detrás del altar. Es la vieja promesa de la arquitectura: ninguna casa es firme si no fue abrazada en su primera piedra, ninguna ciudad es digna si no recuerda el lugar donde aprendió a rodear sin herir.

Porque el abrazo —este humilde arte de la braga y del brazo— no es una invención piadosa: es una tecnología del alma. Los canteros la conocen cuando ciñen con eslinga un sillar para izarlo sin daño; las mujeres de Briteiros la conocían al frotar la losa humedecida con agua fría; los monjes la transmutaron en liturgia para que no se perdiera en los pasillos del tiempo. Y aunque la Historia vista a veces el gesto con brocados ajenos, el cuerpo recuerda: cada abrazo al Apóstol es una cita con Bracara; cada roce en la cantera, una catequesis mineral; cada mano en la piedra, una continuación del mismo oficio.

Un día —así terminan estas parábolas— alguien devolverá a Braga una caja modesta. Dentro no habrá tibias ni cruces ni sellos. Habrá un papel con una sola línea: “La ciudad donde se abraza la piedra.”

Y no será una definición ni un título nobiliario. Será un recuerdo. Bastará con leerlo para que en la Rua do Raio vuelva a oler a agua nueva, para que la losa del balneario sude otra vez su vapor antiguo, para que en Compostela, al cerrar los ojos, cada peregrino entienda que el abrazo que ofrece al Apóstol viene de lejos y vuela de vuelta cada noche sobre los montes de Briteiros, como un lazo de cuerda que recuerda a todas las piedras —santas, fundacionales, humildes— que el mundo se sostiene gracias a aquello que se rodea sin romperse.

A PEDRA SANTA - ALLARIZ - OURENSE
P. D. Hoy el rito pervive en Santa Mariña de Augas Santas (Allariz): vecinos e visitantes “abrazan a Pedra Santa” —la tocan y la ciñen, pasan la mano por su cara húmeda y dejan flores o exvotos— pidiendo salud, fertilidad y protección. Un gesto vivo, en la romería y a lo largo del año.

© Carlos Sánchez-Montaña 2025

15.7.25

De Solovio a Compostela

 Orientación Solar y Cristianización del Paisaje Sagrado en Santiago de Compostela.


ALTAR DE SOLOVIO

Resumen

Este estudio explora la hipótesis de que el enclave de Solovio, núcleo fundacional de Santiago de Compostela, fue originariamente un centro megalítico solar, cuyos altares estaban alineados con hitos paisajísticos marcadores de solsticios y equinoccios. Se argumenta que este esquema cósmico persistió durante la romanización, integrándose en el culto a divinidades como Jano y Júpiter, y fue finalmente cristianizado en la estructura tripartita de altares que configuran el primer complejo religioso compostelano. Se examinan datos arqueológicos, etimológicos, topográficos y astronómicos, proponiendo que Compostela es heredera de un lugar de culto solar precristiano, transformado sin destruir su significado cósmico.

Introducción

Antealtares

El origen de los tres altares de Compostela está ligado a la fundación del primer complejo religioso tras el descubrimiento del sepulcro del Apóstol Santiago en el siglo IX.

Según la tradición y documentos históricos, tras la confirmación del hallazgo por el obispo Teodomiro, el rey Alfonso II el Casto ordenó la construcción de una iglesia en el lugar, acompañada de un pequeño monasterio para custodiar las reliquias y organizar el culto[1][4][5][10].


TRES ALTARES EN LA CATEDRAL

El monasterio, conocido como “San Paio de Antealtares”, recibió ese nombre porque su iglesia contaba con “tres altares” situados en la parte anterior al espacio que albergaba la tumba del Apóstol. Estos altares estaban consagrados al Salvador, San Pedro y San Juan Evangelista. [4][6].

La función de estos altares era servir al culto de los primeros peregrinos y a la liturgia diaria de la comunidad monástica encargada de la custodia del sepulcro[2][4].

El uso de tres altares en la iglesia de Antealtares es una característica distintiva y está documentada en la Concordia de Antealtares de 1077, que recoge la misión original de orar y celebrar sobre el cuerpo del Apóstol y explica la disposición litúrgica de los altares[2][4][10].

Con el tiempo, la construcción de la gran catedral románica desplazó el monasterio y sus altares, pero el recuerdo de los tres altares permanece como parte fundamental del origen del culto compostelano[1][4].

Referencias:

[1] La Catedral de Santiago de Compostela https://womantosantiago.com/2022/05/catedral-santiago-compostela.html

[2] Ara de Antealtares - Tesoros Hispánicos de la Liturgia Medieval https://www.ucm.es/tesoros/ara-antealtares

[3] La interminable y agitada peripecia de las columnas románicas del ... https://www.eldiario.es/galicia/interminable-agitada-peripecia-columnas-romanicas-altar-apostol-santiago_1_11498225.html

[4] Xacopedia San Paio de Antealtares, monasterio de https://xacopedia.com/San_Paio_de_Antealtares_monasterio_de

[5] Catedral de Santiago de Compostela - Wikipedia, la enciclopedia libre https://es.wikipedia.org/wiki/Catedral_de_Santiago_de_Compostela

[6] SANTIAGO DE COMPOSTELA CAPITELES DE LA CABECERA https://www.romanicoaragones.com/colaboraciones/Colaboraciones043905-CABECERA%20SANTIAGO.htm

[7] Las 3 tumbas del Apóstol Santiago - Mundiplus https://www.mundiplus.com/blog/las-3-tumbas-del-apostol-santiago/

[8] Altar mayor | Recorrido de la Catedral - Turismo de Santiago https://www.santiagoturismo.com/percorrido/altar-mayor

[9] [PDF] El altar mayor y el altar matinal en el presbiterio de la Catedral de ... https://www.caminosdelromanico.com/gest/public/archivos_investigacions/16/12/-altar-santiago-compostela.pdf

[10] Historia de la parroquia de San Xoán https://campanariodesanxoan.com/index.php/historia-de-la-parroquia/

Santiago de Compostela, uno de los santuarios cristianos más importantes de Occidente, se ha explicado tradicionalmente como creación ex novo tras el descubrimiento del sepulcro apostólico en el siglo IX. Sin embargo, estudios arqueológicos, documentación medieval y lecturas etimológicas del paisaje compostelano sugieren que el lugar posee una memoria sagrada anterior, vinculada a cultos solares y estructuras megalíticas.

Entre estos indicios destacan:

-Hallazgos romanos (ara dedicada a Júpiter) en los cimientos de la Catedral (Hoskin, 2001; Taín Guzmán, 2019);

-Referencias a un ídolo de Jano en Solovio (Fernández de Boán, ca. 1633-1646);

-La orientación astronómica de hitos paisajísticos visibles desde Compostela;

-La disposición tripartita de altares cristianos, que podría reproducir un esquema solar preexistente.

Este artículo propone que Compostela no surge en el vacío histórico, sino sobre un enclave solar megalítico, conservado a través de la romanización y resignificado por el cristianismo.


Salida del sol por el Pico Sacro en el solsticio de invierno
Imágenes de Antón Bouzas Sierra

Etimología de Solovio

En gallego lobio, "galería, pasillo emparrado"

Etimología y función

Cuenta la leyenda que un ermitaño llamado Paio, que vivía, en los primeros años del siglo IX, en el lugar de Solovio, donde hoy se levanta la iglesia de San Fiz, fue el primero en avistar las luces, desde ese mismo lugar, que indicaban el punto donde estaba situado el sepulcro del Apóstol.

La hipótesis etimológica propuesta identifica So-lovio con la idea de “pasaje” o “umbral.” Este significado es coherente con el carácter liminal que caracteriza los espacios dedicados a Jano, dios de las puertas, de los comienzos y de las transiciones. En la religión romana, Jano presidía tanto los cambios temporales (ciclos solares, inicios de año) como espaciales (puertas, caminos).

Caridad Arias relaciona la partícula aumentativa celta «so/ su»: el bueno, o el gran. De donde Solovio sería "El gran pasaje".  El enclave de Solovio, por tanto, no sería un simple lugar físico, sino un espacio liminar, punto de paso entre lo humano y lo divino, lo terrenal y lo celeste.

En la obra de Miguel Taín Guzmán (2019), se recoge cómo los hermanos Juan y Pedro Fernández de Boán (siglo XVII) afirman que en el lugar de Solovio existía un ídolo dedicado a Jano, lo cual llevó a algunos a llamar a Santiago “Janaso.”

Que por aquí llegaba la ciudad vieja de Solovio, donde estaba un ídolo al dios Jano y, por tanto, algunos historiadores llaman a Santiago Janaso.”

Miguel Taín Guzmán. La ciudad de Santiago de Compostela según los hermanos Juan y Pedro Fernández de Boán (ca. 1633-1646)- Consorcio de Santiago, 2019

Esta mención no es anecdótica. Revela la persistencia de un trasfondo pagano y solar en el espacio donde se asienta Compostela. La presencia de Jano en el lugar de Solovio.

En el mundo romano Jano era el Señor del Pasaje. El "Callis Ianus".



JANO

Fiz: Felicidad, Conocimiento y Orden Cósmico
 
La figura de San Fiz (Félix) añade una dimensión simbólica a Solovio. Aunque etimológicamente significa “feliz,” en el contexto clásico, felicitas se relacionaba con el conocimiento del orden cósmico y con la prosperidad derivada de comprender y respetar las leyes naturales. Vitruvio, en De Architectura (VI, Praef.), asocia felicidad y sabiduría en la planificación de ciudades y templos, subrayando la importancia de las orientaciones astronómicas en la arquitectura sacra.

Así, San Fiz puede interpretarse como símbolo del saber arquitectónico y cósmico, personificación cristiana del antiguo augur romano que lee el cielo para fundar espacios sagrados.

Paio: El que Busca y Mira al Cielo

La figura de Paio es clave en las crónicas jacobeas. Se le describe como quien, mirando al cielo en Solovio, identifica el signo lumínico que conduce al descubrimiento del sepulcro apostólico. Etimológicamente, “Paio” se ha vinculado a paganus (hombre del campo), pero también puede significar “el que busca” o “el explorador.”

En la presente hipótesis, Paio es el continuador del saber augural romano, un lector de signos celestes que, bajo la fe cristiana, legitima la fundación de la nueva ciudad en un enclave ya sacralizado por su relación astronómica.

La iglesia de San Fiz de Solovio, reconocida como las más antigua de la ciudad, establece su eje principal según la orientación del antiguo Decumanus Máximo del enclave romano de Asseconia, orientado a la cima del Monte do Viso según la dirección Este-Oeste. El edificio guarda en su disposición la axialidad del altar solar original.


AMANECER EN COMPOSTELA

Solovio y la tradición megalítica

La Galicia prerromana presenta abundantes estructuras megalíticas orientadas astronómicamente (Magli, 2019). La hipótesis planteada en este trabajo es que Solovio podría haber albergado un altar megalítico orientado a tres puntos singulares en el horizonte visible:

-Dispuestos axialmente respecto al horizonte;

-Alineados con hitos montañosos marcadores de los ciclos solares;

Solovio no es solo un lugar de culto cristiano primitivo (San Fiz de Solovio), sino el enclave original de altares solares megalíticos.

Solovio se situó en época romana (siglo I a.C.) en el eje Este-Oeste de la primitiva Asseconia, posiblemente donde se hallaba el templo o ara dedicada a Jano.

Jano es el dios de las puertas, los comienzos y el tiempo, patrón del primer día del año (el “día de Jano”) y de las transiciones solares. Y Señor del Pasaje, del "Callis Ianus".

Su representación con dos rostros (uno mirando atrás y otro adelante), y en ocasiones con tres, simboliza perfectamente los solsticios y los equinoccios, el ir y venir del sol.

La relación de Solovio con los tres picos solares (Monte do Gozo, Monte do Viso y Pico Sacro) refuerza esta lectura:

Jano personifica el control del ciclo solar; Solovio era el centro geométrico y simbólico que observaba esas salidas del sol en fechas sagradas;


HORIZONTE SOLAR DESDE SOLOVIO

Horizonte Solar de Compostela

Los tres picos solares

Desde el centro urbano compostelano (Solovio) se observan tres montes prominentes:

Monte do Gozo → Este → solsticio de verano;

Monte do Viso → Centro → equinoccios;

Pico Sacro → Oeste → solsticio de invierno.

Estos picos actúan como marcadores naturales del calendario solar, fenómeno ampliamente documentado en santuarios megalíticos europeos (Hoskin, 2001). La hipótesis es que los altares megalíticos de Solovio estaban orientados hacia estos puntos, convirtiendo Compostela en un observatorio ritual.

El eje solar en Compostela

La disposición del espacio religioso compostelano revela una notable coherencia con este esquema:

el eje Este-Oeste se proyecta sobre el plano de las basílicas medievales;

los tres altares primitivos están ubicados de forma que podría remitir a un patrón astronómico:

San Juan → Oriente → vinculado al amanecer estival;

Salvador → centro → marcando los equinoccios;

San Pedro → Occidente → ligado al ocaso invernal.


De Jano a Santiago

La transición de Jano a Santiago en Compostela ilustra un proceso que es al mismo tiempo religioso y astronómico:

Los cultos romanos y prerromanos (Jano, Júpiter) se asentaban en lugares estratégicos astronómicamente.

La cristianización no destruye esos lugares, sino que los resignifica:

el templo de Jano → el altar cristiano en Solovio;

las orientaciones solares → las advocaciones cristianas de los tres altares;

el control del tiempo y el espacio → la liturgia y el calendario cristiano.

Incluso el nombre “Janaso” conserva ( en el siglo XVII) la memoria latente de ese pasado solar y romano.

En síntesis:

Solovio es el núcleo original del culto solar en Compostela.

Allí pudo existir un templo a Jano, como indican testimonios del siglo XVII.

Jano, dios de los ciclos solares, conecta perfectamente con la disposición de los tres picos sagrados visibles desde Compostela.


JANO TRIFRONTE - SEÑOR DE LOS TIEMPOS

Jano, Júpiter y la continuidad cultual

Jano: dios de los umbrales y del tiempo

El testimonio de Fernández de Boán (s. XVII) refiere que en Solovio existía un ídolo dedicado a Jano, lo cual es coherente con: la función liminal del lugar; la organización solar de los espacios romanos; el carácter augural de la fundación de ciudades.

Jano no solo mira pasado y futuro (dos rostros), sino que, según interpretaciones místicas, posee un tercer rostro invisible: vinculado al orden cósmico; guardián de los ciclos solares; símbolo del eje axial que organiza espacio y tiempo.

La presencia de un ara a Júpiter en los muros de la Catedral sugiere que Compostela fue un centro relevante en el culto romano imperial. Júpiter y Jano comparten: el dominio sobre el cielo; el carácter regulador del orden cósmico; la función de legitimar el poder terrenal a través de la sacralidad del espacio.

Dicho esto, creemos que debe tenerse en cuenta que era común que los romanos construyesen templos dedicados a Júpiter Óptimo Máximo en el centro de las nuevas ciudades de las colonias. Allí era adorado con la forma de una piedra sagrada, conocida como Júpiter Lapis, sobre la que se realizaban juramentos.

Según el ritual de delimitación de una ciudad romana descrito por Pierre Grimal: “Una vez determinado el punto central de futuro enclave, según el orto solar en algún elemento singular en el horizonte, se fijaba donde se cruzarían el Decumanus y el Cardo máximo y se construía un templo dedicado a Júpiter situado en la parte más alta, desde donde los dioses podrían observar todo lo que iba a ocurrir en la futura urbe.”

De esta forma, la presencia antigua del dios Júpiter en el lugar de Asseconia toma fuerza material por la existencia de un ara dedicada a Júpiter Óptimo Máximo en los mismos muros de cimentación de una columna en la nave Sur de la Catedral, en el lugar en donde la teoría urbanística determina que debería erigirse el templo a esta divinidad romana.


Júpiter y la legitimidad imperial

Cristianización del esquema solar

Los tres altares cristianos

Los tres altares cristianos heredan la función solar y ritual de ese enclave megalítico.

El paso de Jano a Santiago es la cristianización de un espacio solar y astronómico, manteniendo su sacralidad.

La primitiva iglesia de Santiago contaba con tres altares, documentados en la Concordia de Antealtares (1077):

Capilla de San Juan Evangelista

Capilla del Salvador

Capilla de San Pedro

Según la reconstrucción de M. Castiñeiras (2009), estos altares se disponen en una configuración que sugiere una traducción cristiana del esquema solar preexistente.

De lo megalítico a lo cristiano

Se propone que el proceso de cristianización no eliminó la sacralidad solar, sino que la resignificó:

San Juan → asociado a luz creciente y revelación → solsticio de verano;

Salvador → equilibrio y redención → equinoccios;

San Pedro → fundamento y sol invernal → solsticio de invierno.

La estructura altárica cristiana sería así la continuación simbólica de los tres altares megalíticos de Solovio.

Compostela como Ciudad Jánica

El triple rostro de Compostela

Compostela puede entenderse como una ciudad jánica: un lugar de tránsito entre mundos; con orientación solar precisa; heredera de tradiciones megalíticas y romanas; refundada por el cristianismo sin destruir su carácter cósmico.

Implicaciones para la arqueología y la historia

La hipótesis aquí expuesta plantea nuevas líneas de investigación: prospecciones arqueológicas para localizar estructuras megalíticas bajo el actual casco urbano; estudios arqueoastronómicos sobre la orientación de templos y altares; análisis toponímico y documental de nombres como Solovio, Fiz y Payo; integración de la arqueología con la historia de las religiones y la astronomía cultural.

Conclusión.

Solovio fue probablemente un lugar sagrado megalítico, con altares orientados astronómicamente.

Este esquema fue conservado en época romana, integrándose en el culto a Jano y Júpiter.

El cristianismo heredó y resignificó esta sacralidad mediante la disposición tripartita de sus altares.

Compostela es una ciudad cósmica, cuya fundación está indisolublemente ligada a la lectura solar del paisaje gallego.

La continuidad entre el mundo megalítico, el romano y el cristiano en Compostela revela una memoria sagrada de larga duración, todavía perceptible en su urbanismo, su liturgia y su identidad como meta del Camino.


LOS TRES ALTARES EN LA QUINTANA DE COMPOSTELA


© Carlos Sánchez-Montaña 2025


MAS INFORMACIÓN:
ASSECONIA

La Memoria Olvidada

Anteriormente hemos abordado el significado del topónimo Asseconia, y hemos desvelado diferentes hipótesis sobre la forma del enclave y sobre el emplazamiento del teatro.

CAPÍTULOS DE LA INVESTIGACIÓN EN CURSO


Bibliografía

Castiñeiras, M. (2009). Cursos Aguilar de Campoo. Plano de Antealtares.

Fernández de Boán, J. y P. (ca. 1633-1646). Relaciones de la ciudad vieja de Solovio. Citado en Taín Guzmán (2019).

Hoskin, M. (2001). Tombs, Temples and Their Orientations. Ocarina Books.

Magli, G. (2019). Archaeoastronomy: Introduction to the Science of Stars and Stones. Springer.

Taín Guzmán, M. (2019). La ciudad de Santiago de Compostela según los hermanos Juan y Pedro Fernández de Boán (ca. 1633-1646). Santiago de Compostela: Biblioteca Científica Compostelana.

Vitruvio. De Architectura.

Xacopedia. Entrada “San Paio de Antealtares”. https://xacopedia.com/San_Paio_de_Antealtares_monasterio_de



28.2.25

San Bernardo de Claraval: El Cripto Druida de su Tiempo

"Encontrarás más en los bosques que en los libros. Los árboles y las piedras te enseñarán lo que nunca aprenderás de los maestros."   San Bernardo de Claraval 

San Bernardo de Claraval 

La mística celta, propia de Europa, ha sido una de las tradiciones espirituales más antiguas y únicas del continente, con una profunda conexión con la naturaleza, los elementos y una cosmovisión que incluía lo divino en todas las cosas. A lo largo de los siglos, sin embargo, la influencia de otras tradiciones místicas, tanto orientales como hebreas, ha cambiado o modificado el panorama espiritual de Occidente. La llegada y expansión de estas tradiciones místicas han afectado, en cierta medida, la práctica de la mística celta, si bien nunca se ha "sepultado" por completo.

Si bien las místicas hebrea y oriental han traído nuevas formas de contemplación, meditación y esoterismo, la mística celta ha resistido su desaparición en muchos aspectos. La espiritualidad celta sigue viva en la tradición cristiana, especialmente en las prácticas de monjes y eremitas celtas, que han mantenido la conexión con la naturaleza, la reverencia por lo sagrado en lo mundano y una visión mística de lo divino.

San Bernardo de Clairvaux, uno de los monjes más influyentes del siglo XII, es conocido principalmente por su papel en la expansión de la orden cisterciense, su fervoroso misticismo y su dedicación al cristianismo. Sin embargo, tras la figura austera y profundamente religiosa de este santo, se esconde un personaje cuyo pensamiento y espiritualidad parecen tener una conexión más profunda y misteriosa con las tradiciones precristianas de Europa, especialmente con las tradiciones celtas que dominaron gran parte del continente antes de la llegada del cristianismo.

San Bernardo

Aunque su vida y obra están inscritas principalmente dentro del marco cristiano medieval, muchos aspectos de su vida, sus creencias y su misticismo apuntan a una visión más amplia, que parece vincularlo con el legado oculto de los druidas y las antiguas enseñanzas espirituales europeas. Este artículo explora la figura de San Bernardo desde una perspectiva renovada, presentándolo como un "cripto druida" de su tiempo y el posible eslabón perdido entre las tradiciones celtas perdidas y las corrientes espirituales actuales.

La Influencia Celta en su Origen: Desde el Corazón de la Galia.
San Bernardo nació en Fontaine-lès-Dijon, cerca de la región de Borgoña, en el centro de Francia, en 1090. Aunque su vida transcurrió dentro de un entorno cristiano, no podemos olvidar que la región donde creció había sido un fervoroso centro de la tradición celta antes de la expansión romana y la cristianización de Europa. Lyon, por ejemplo, no solo era un importante centro romano, sino también un santuario celta donde se veneraba a los dioses de la naturaleza. A través de su cercanía a esta antigua región, San Bernardo estuvo vinculado desde su infancia a una corriente espiritual precristiana que influiría en su forma de concebir lo divino y su relación con la naturaleza.

La Naturaleza como Puente Espiritual

Los celtas veneraban la naturaleza como un reflejo directo de lo divino. Los árboles, las rocas, los ríos y las montañas no solo formaban parte de su entorno, sino que eran símbolos de sabiduría y conexión con el cosmos. En este sentido, los druidas eran los guardianes de un conocimiento sagrado, en el que se encontraba una comprensión profunda de la interrelación entre el ser humano y la naturaleza.

San Bernardo, aunque inmerso en la tradición cristiana, nunca negó la mística de la naturaleza. De hecho, su misticismo contemplativo no era ajeno a los elementos de la creación. Es conocido por haber encontrado mayor conocimiento en la meditación sobre las rocas y los árboles que en las enseñanzas de los maestros, un pensamiento que no difiere mucho de la visión druídica, que encontraba en los árboles y en las rocas una conexión directa con lo divino. Este tipo de espiritualidad basada en el vínculo con la naturaleza es un legado claro de las antiguas creencias celtas, que pensaban que la sabiduría podía ser recibida directamente de la tierra.

La Leche de la Virgen: Un Símbolo de Nutrición Espiritual
Uno de los episodios místicos más conocidos de San Bernardo fue su visión de la leche de la Virgen, un símbolo de pureza y nutrición espiritual. Aunque este episodio está claramente dentro del marco de la espiritualidad cristiana, si se observa más de cerca, nos recuerda al simbolismo celta de lo femenino y lo materno. En las antiguas tradiciones celtas, la diosa madre era una figura central, representando la fertilidad, la sabiduría y el sustento. La Virgen María, como figura materna en la religión cristiana, asume un papel similar, proveyendo de alimento espiritual a sus devotos. La visión de San Bernardo de la leche de la Virgen podría interpretarse como una actualización cristiana de las antiguas tradiciones celtas de veneración a lo femenino divino, lo que sugiere una sinergia subyacente entre las tradiciones religiosas cristianas y las espirituales celtas.

Lactación de San Bernardo

Su Influencia en los Templarios: Un Vínculo con el Conocimiento Secreto
San Bernardo también tuvo una influencia directa en la creación de la Orden del Temple, una de las órdenes religiosas y militares más enigmáticas de la Edad Media. La relación de los templarios con las antiguas tradiciones espirituales es ampliamente discutida: muchos estudios sugieren que la orden poseía un conocimiento esotérico profundo que podría haber tenido sus raíces en las antiguas creencias celtas, especialmente en su simbolismo y su énfasis en la conexión con lo divino a través de la naturaleza.

San Bernardo entrega las Reglas de la Orden del Temple a los caballeros.

San Bernardo, al apoyar la creación de los Templarios y al redactar su regla, no solo contribuyó a su estructura cristiana, sino también a una cierta visión mística que se aleja de la rigidez dogmática del cristianismo de la época. La orden, bajo la influencia de San Bernardo, se convirtió en una institución que no solo estaba orientada a la protección de los peregrinos y la guerra santa, sino también en una vía para la búsqueda de un conocimiento más profundo, que algunos estudiosos sugieren que podría haber estado vinculado con el antiguo conocimiento druídico sobre la naturaleza, los ciclos de la vida y la espiritualidad esotérica.

San Bernardo: Un Cripto Druida.

Si bien San Bernardo era un ferviente cristiano y monje cisterciense, su vida y obra podrían sugerir que fue también un “cripto druida”, un hombre que, al estar inmerso en el mundo cristiano medieval, mantuvo en su interior una profunda conexión con las antiguas tradiciones espirituales de Europa, aquellas que se habían perdido a lo largo de los siglos tras la cristianización del continente. El misticismo de San Bernardo, su relación con la naturaleza, su énfasis en la pureza espiritual y su visión del mundo como un lugar lleno de presencia divina pueden ser vistos como una continuación de la espiritualidad druídica, adaptada a un contexto cristiano.

Báculo de San Bernardo

El Eslabón Perdido entre la Tradición Celta y la Actualidad
San Bernardo, en muchos aspectos, representa el eslabón perdido entre la tradición celta y las corrientes espirituales modernas. Su pensamiento, aunque profundamente cristiano, conserva elementos de las antiguas creencias sobre la conexión entre el hombre y la naturaleza, el simbolismo de la luz y la oscuridad, y el conocimiento místico que se recibe directamente de la creación. En un mundo que a menudo separa lo divino de lo natural, la figura de San Bernardo nos recuerda que la espiritualidad profunda puede encontrarse no solo en las escrituras sagradas, sino también en los árboles, las rocas y el latido de la tierra.

Copa de iniciación de San Bernardo

La conexión de San Bernardo con la tradición celta es particularmente significativa, ya que su espiritualidad y sus enseñanzas parecen haber estado influenciadas por las corrientes filosóficas y religiosas de la antigua Europa. El símbolo de la serpiente que escapa de un vaso roto, utilizado por Bernardo y los templarios, es una clara referencia a las tradiciones druídicas celtas. La serpiente, un símbolo de sabiduría y conexión con las fuerzas telúricas, refleja la percepción del mundo como un lugar donde lo sagrado y lo terrenal se entrelazan, una idea también presente en la mística cristiana de San Bernardo.

Asimismo, en su vida y escritos, San Bernardo mostró una profunda afinidad con el simbolismo céltico de la trinidad, un concepto fundamental tanto en la religión celta como en el cristianismo. Al igual que los druidas, que adoraban una divinidad trinitaria, San Bernardo y los templarios adoptaron la noción de la unidad en la multiplicidad, con una interpretación cristiana del número tres en relación con la Trinidad divina. Este simbolismo se encontraba también en las prácticas litúrgicas de la Orden del Temple, donde se observaba el número tres en momentos cruciales de la vida cristiana, como la comunión o la misa.

La vida de San Bernardo, además, estuvo marcada por experiencias místicas que lo conectaron con la naturaleza y las fuerzas cósmicas. En sus cartas, Bernardo hablaba de la miel que se encuentra en las piedras y el aceite que brota de la roca, imágenes que remiten a la simbología celta de la resurrección y la vida eterna.

En la actualidad, muchos buscan reconectar con las tradiciones antiguas de sabiduría que, aunque sueltas y fragmentadas, siguen resonando en la cultura popular y las prácticas espirituales modernas. La figura de San Bernardo puede ser vista como una clave para reconstruir ese puente perdido, una figura que, en su tiempo, fue capaz de integrar la herencia mística celta con las enseñanzas del cristianismo medieval, ofreciendo una vía hacia una espiritualidad más profunda y conectada con el mundo natural.

San Bernardo, cripto druida

San Bernardo de Clairvaux, al igual que un cripto druida, puede ser considerado como el último gran eslabón entre la tradición mística celta y la espiritualidad cristiana medieval. Su vida, marcada por la contemplación, el misticismo y su relación con la naturaleza, parece mantener una conexión profunda con las antiguas creencias de Europa. Así, la figura de San Bernardo trasciende las fronteras del cristianismo medieval, ofreciéndonos una visión renovada de cómo las tradiciones perdidas de la espiritualidad celta pueden seguir vivas en las corrientes religiosas y filosóficas contemporáneas.


© Carlos Sánchez-Montaña 2025


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